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El lacado consiste en la pulverización de color sobre la superficie deseada. Se puede regular la intensidad del color e incluso el acabado, con opción de dejarlo brillo o mate. El resultado es muy estético, mucho más superior al de otros modelos pero a la vez es más delicado.
Elección de la base: Lo primero es tener una base sólida, en este caso, las puertas son macizas aligeradas con poliestireno, compuestas por dos tableros de alta densidad.
Pantógrafo: Una vez elegida la base de la puerta, se usa un pantógrafo, que realiza un fresado para que las puertas puedan tener un diseño diferente en la madera.
Soplado y aspirado: Cuando tenemos las puertas pantografiadas se soplan y se aspiran para eliminar cualquier impureza de los pasos anteriores.
Lacado: Se aplican varias capas de lacado. La última capa lleva componentes catalizadores que hace que las puertas sean más resistentes ante arañazos, golpes y humedades.
Secado: Este paso se hace a través de luz ultravioleta para que sea mucho más rápido y más eficiente, ya que refuerza la dureza de la laca, haciendo la puerta más resistente.
nstalación de los accesorios: Finalmente se le añaden los componentes a la puerta, como bisagras, manillas o paneles de vidrio si la puerta lo requiere.
Control de calidad: Las puertas pasan por un proceso de control de calidad para asegurar de que no haya defectos.
Las puertas lacadas ofrecen una gran versatilidad en cuanto a diseños, lo que permite adaptarlas a distintos estilos de decoración. Estos son algunos de los acabados más comunes:
Puertas lacadas lisas: Acabado totalmente plano sin detalles visibles, diseño limpio.
Puertas lacadas con molduras: Incluye molduras decorativas, pueden ser desde una simple raya en la mitad hasta un diseño más elaborado.
Puertas lacadas con vidrios: Incorporan paneles de vidrios, transparentes o opacos, más grandes o más pequeños.
Personaliza tus puertas con el configurador de puertas de Comadera, perfecto para adaptarse a tus necesidades y preferencias. Pide tu puerta lacada a medida.
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El lacado consiste en la pulverización de color sobre la superficie deseada. Se puede regular la intensidad del color e incluso el acabado, con opción de dejarlo brillo o mate. El resultado es muy estético, mucho más superior al de otros modelos pero a la vez es más delicado.
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